jueves, 2 de octubre de 2014

Sobre Podemos, y las acusaciones del régimen de filoetarras, "izquierda totalitaria" y simpatizantes de dictaduras

Roberto Mérida Fernández, Castilleja de la Cuesta (Sevilla)

Ser idealista, ser democrático, ser igualitario, en estos tiempos de corrupción generalizada que corren, implica necesariamente poner tu lucha política, tus acciones, tu palabra al servicio de otros: de la transformación más profunda, igualitaria y democrática de la sociedad, para acabar con la corrupción, la acumulación exagerada de poder y riquezas y de privilegios, en manos de unos pocos caudillos que se aprovechan y legitiman con nuestro voto, como si ello fuera una patente de corso para tener impunidad y libertad para durante 4 años robar. Ello conduce a la extravagante situación de que cuando una organización joven se enfrenta al interés de una casta de privilegiados, es respondida, casi con norma, con el insulto político: al comienzo es ridiculizada, más tarde, cuando ven demasiada facilidad en sus logros y temen que el poder se les escape demasiado fácil de las manos, casi en un abrir y cerrar de ojos, es insultada y vilipendiada y, finalmente, acusada de los hechos más inverosímiles y atroces.

Existe en la actualidad una organización que tiene el mérito, en pocos días, de haberse convertido en objeto de toda clase de burlas, insultos y vilipendios por parte del poder político, que no es sino una marioneta del poder económico. Desde que la organización ciudadana Podemos obtuvo 5 escaños en las elecciones europeas casi de la nada, sin contar con ningún tipo de capital o macrofinanciación bancaria o empresarial detrás, autofinanciándose exclusivamente de las aportaciones y cuotas voluntarias y el trabajo voluntario de sus miebros, ha sido saludada con el rencor y el odio más enardecido de la casta gobernante y de los voceros mediáticos o "panegiristas" sin escrúpulos, que venden su pluma al mejor postor, haciendo las veces de perros de presa de esta oligarquía. Así, la última y quizá más extremista y grave de las calumnias que se han vertido en los últimos días contra esta organización es la de ser acólitos o estar vinculados ideológicamente a la ETA. La segunda: ser aprendices de dictaduras, concretamente, latinoamericanas. Algunos se han atrevido a añadir también del régimen fundamentalista iraní, pero esta acusación no tiene mucha credibilidad y merece poca respuesta, al ser Podemos una organización que defiende desde el primer día, de manera intransigente, los derechos de la mujer, junto con el hombre, los cuales, en Irán, son vilipendiados desde la llegada al poder de los jomeinistas, célebres por aplastar, encarcelar y asesinar a la izquierda y destruir, así, la Revolución Iraní, en favor del fundamentalismo religioso islamista chií, que sustituye el poder de la burguesía por un clero religioso, supeditado económicamente a los intereses de ésta.

Ello nos hace casi un acto de legitimidad moral obligado responder a los ojos del gran público el porqué la organización Podemos está en las antípodas metodológica y por extensión, también ideológicamente hablando de cualquier tipo de forma terrorista de organización, y de cualquier tipo de dictadura.

Empezaremos por la cuestión del terrorismo. Podemos es una organización que nace con el deseo y la voluntad de transformar la sociedad actual, para que no existan lacras como el desempleo, la explotación laboral, los bajos salarios, la precariedad laboral, la miseria, la falta del derecho básico a una vivienda. Muchos creemos que, por desgracia, para que haya unos cuantos ricos mandando en la sociedad, lucrándose y enriqueciéndose a costa del común del pueblo, tiene que haber necesariamente gente que lo pase mal, tiene que haber gente pobre, sin acceso a la vivienda, sin acceso a un trabajo, condenada a la emigración, la marginación social y laboral y la miseria, o a aceptar, por el contrario, condiciones inhumanas de explotación, que cada vez van a más; situación a la que nos oponemos. Pensamos que la razón de esto es que, a pesar de que existe mucho dinero, si tal capital es concentrado en unas pocas manos, es imposible que sea repartido de manera justa para todos, pues si lo hiciera los que lo poseen no partirían de una posición de ventaja que les permita lucrarse del trabajo de otros y, por ende, seguir acumulando capitales; no vivirían con privilegios, como una clase superior: las actuales políticas buscan por tanto favorecer que el capital siga concentrado en unas pocas manos de ricos, pero no pueden hacerlo si no es expropiando cada vez más de su exigua riqueza a los que son cada vez más pobres. Con medidas como la nacionalización de los sectores estratégicos bajo control ciudadano, como uno de los puntos fuertes presentes en su programa, Podemos parte, por consiguiente, de un ideal igualitario; un ideal, en última instancia, humanista, es decir, de amor por la humanidad, por la sociedad, y por el individuo.

"Amor" que ha llevado históricamente a la izquierda radical (aquella que trata de solucionar los problemas de raíz [radix]) y revolucionaria (aquella que apuesta por una evolución acelerada de la sociedad para romper con los intereses creados) a defender la democracia y participación popular como método en todo organismo político, desde la más humilde asamblea de barrio de vecinos hasta la política macroeconómica de un Estado. Quienes nos ubicamos bajo tal paraguas ideológico hemos defendido históricamente el derecho inalienable a la vida, pero nos encontramos inmersos en un sistema que a menudo lo niega, por ejemplo cuando a un enfermo grave no lo pueden atender por falta de personal a tiempo en un hospital, a causa de las reducciones de plantilla ocasionadas por los recortes; o cuando en una serie de países millones son condenados al hambre, la emigración (que es exilio económico) o la esclavitud, porque las riquezas naturales de su país fueron expoliadas por las multinacionales de los ricos del mundo, con la connivencia de dictaduras títeres y gobiernos sátrapas apoyados por "nuestras" multinacionales y gobiernos (que no son nuestras sino de las clases ricas y privilegiadas de nuestro país, no más de un 10%, a veces menos). Queremos, por tanto, transformar la sociedad en una dirección igualitaria que acabe con estas lacras sociales. Éstas son las tradiciones históricas, ideales y principios de que parte, en su momento de fundación, Podemos, a través de sus principales dirigentes o cabezas visibles (la promotora), que proceden de un historial intachable de militancia ligada a la izquierda transformadora, y de agrupaciones como Izquierda Anticapitalista que, herederos de lo que quedó de la antigua Liga Comunista Revolucionaria, defienden hacer apego de tales principios identificando al sistema capitalista como causa o germen de semejantes contradicciones, taras y conmociones sociales, como es la polarización social, la explotación, el reparto desigual de capital y la existencia de una exigua minoría de ricos que incrementa su riqueza a medida que la mayoría social es cada vez más pobre.

Así, quienes nos consideramos pertenecientes a esta tradición de la izquierda transformadora, y los fundadores de Podemos lo son, como puede deducirse de varios de sus discursos, de su historial y numerosos programas de tertulia vía youtube en que participan, rechazamos la violencia gratuita, ejercida con el único fin de destruir físicamente a personas, que es provocada en primera instancia por los Estados, que son títeres de este poder económico de ricachos, que financia a partidos y gobiernos y gobierna y legisla en contra del pueblo y de los pueblos para satisfacer a un puñado de poderosos. Semejante tipo de gobiernos, han sido impuestos durante años en multitud de países, como por ejemplo, en buena parte de América Latina, en forma de dictaduras militares, que se alzaban al poder destruyendo mínimos derechos de asociación, manifestación, sindicalización, expresión, etc., ante el temor (similar al que estamos viendo últimamente en nuestras televisiones, expresado en forma de insultos y críticas sin fundamento) de que los revolucionarios que en aquella época defendían la transformación social alcanzasen el poder político, dándolo y repartiendolo a los ciudadanos. En su día, este papel, en España, lo jugó el franquismo. Hoy día, semejante tipo de políticas es perpetuado, bajo ciertos visos de libertad individual y política, aunque no económica, tanto en estos países como en el nuestro por gobiernos títeres electos, pero financiados por las multinacionales y grandes empresarios del país.

Algunos pueden sentir, a raíz de esto, la tentación de tomarse la justicia por su mano, y aniquilar a ciertas cabezas visibles o ejecutores de esta mano dura por parte del ricacho contra el de abajo, que quiere ser libre y digno. "Mientras exista el puñal del tirano, estará justificado el puñal liberador". Surgen de esta forma, organizaciones que utilizan como método la eliminación de miembros destacados de la dictadura o el régimen. Piensan, ingenuamente a veces, que exterminando a sus cabezas visibles, se desmoronará el régimen. Y aunque en algunos casos, de violencia del Estado particularmente atroz y desmedida, de encarcelamientos indiscriminados, asesinatos y torturas, como sucedía en las dictaduras de Franco o de Salazar, dicho tipo de actos adquieren para las masas una connotación justiciera, y sirven de aglutinador para agitar, remover y movilizar el descontento, por desgracia, hemos visto cómo históricamente esto ha servido en muchos otros de los casos como excusa por parte de los regímenes para aumentar su represión en contra de los menos armados y organizados, que son la clase trabajadora y los ciudadanos. Y es que, a menudo, un dictador o cargo dictatorial caía preso de las bombas, como ocurrió en el célebre caso de Carrero Blanco, pero era rápidamente reemplazado por un sustituto. Y la dictadura seguía funcionando.

Es así como ciertas organizaciones han entendido en la historia de la lucha por la libertad y la justicia social que se debe pelear con otros métodos, ajenos a los atentados, que impliquen la más masiva movilización social y la lucha colectiva de los de abajo por el poder político. Porque ellos pueden reprimir con facilidad a una organización pequeña, pero les es difícil reprimir a todo un pueblo todo el tiempo, y en especial, cuando la rebelión se generaliza y sus vasallos se niegan a obedecer, y a servir. Surge de esta forma la lucha histórica del PCE y de otras organizaciones de izquierda radical en la transición por derribar la dictadura y adquirir unos ciertos derechos políticos e individuales, a través de la movilización de masas.

En respuesta a esto, las clases dominantes conformaron el llamado Régimen del 78, o "Régimen de la Transición", como un pacto entre los herederos ideológicos del régimen, reconvertidos en fuerzas de "centro-derecha" (UCD y posteriormente PP, que al principio se llamaba AP), y aquella parte de las izquierdas que tragaron con tantas condiciones que pudo ser domesticada por el sistema: surgen así las figuras de Carrillo o el "carrillismo", dentro del PCE, al frente de una corriente entreguista denominada eurocomunismo, caracterizada por aceptar la monarquía y las reglas de juego parlamentarias impuestas por las viejas fuerzas del régimen (a través de Suárez) y surge, poco después o a la par, la figura del PSOE, con Felipe González a la cabeza; un partido que desde el principio recibió ingentes cantidades de dinero de la socialdemocracia alemana y EEUU.

Pero el régimen estaba dispuesto a "abrirse" siempre y cuando sus viejos privilegios siguieran recayendo en los mismos, y por supuesto, no les interesaba conceder a las nacionalidades históricas, como Cataluña y mucho menos País Vasco, donde se hallaba la mayor parte del capital empresarial industrial, un referéndum de autodeterminación. Razón por cual, la ETA, que surgió como una respuesta en el País Vasco a la represión indiscriminada contra los movimientos de izquierda y contra la lengua y cultura vasca por parte del régimen de Franco, se divide: el sector más partidario de alcanzar sus reivindicaciones y derechos para su cultura e idioma y su pueblo por medios políticos, se disuelve y se integra al ámbito cívico-parlamentario, y el sector más partidario de seguir existiendo como grupo armado hasta obtener ciertas concesiones, más militarizado, se mantiene como ETA, y decide apostar por la táctica del terrorismo individual (una o dos personas realizan un ataque cada vez contra un objetivo identificado con el Estado, ya sea material, policial y político, utilizándolo como arma de presión para la negociación y adquisición de concesiones por parte del Estado).

Pero los fundadores de Podemos, que en contraposición, forman parte de la izquierda partidaria de acciones de masas o que impliquen a las masas, rechazan esta táctica, por considerarla poco democrática, contraproducente o suicida, o por considerar que no recibiría, en las actuales circunstancias de libertades políticas (aunque no económicas) individuales el respaldo de las masas. A pesar de lo cual, la derecha no duda en tratar de confundir la realidad acusando en falso a la organización Podemos como "filoetarra" o "relacionada con los terroristas", con el fin de que ante la duda, y el cruce de palabras, algo de desconfianza y miedo cale en un sector del electorado, e intentar mantener así, contra la tendencia histórica, por unos años más los privilegios.

La revolución no combate a las personas, sino a las instituciones. Son éstas las que permiten o fomentan que una persona pueda corromperse, legislando al servicio de los poderes económicos y esquilmando al trabajador, o esclavizándolo de por vida sujeto a largas jornadas interminables por ínfimos salarios.

Por otra parte, segar la vida a un ser humano es un acto deshumanizador. Nuestro enemigo es humano; así que nos contentamos con luchar por un sistema en el que no pueda corromperse, y se le aplique un castigo acorde a su delito cometido según las leyes acordadas por un sistema democrático y popular, afín a los intereses de las capas populares y la clase trabajadora (que son los verdaderos productores de riqueza y los primeros interesados objetivamente en acabar con las clases sociales, de cuya existencia salen perjudicados como el eslabón más bajo del escalazón social), en consonancia con la Ley Universal de Derechos del Hombre y del Ciudadano (que excluye la pena de muerte).

No se puede transformar la sociedad sin implicar a la misma sociedad, organizarla y ponerla a actuar de manera colectiva. Es debido a todo ello, que la izquierda revolucionaria y los sectores fundadores de Podemos afines a la misma defendemos por tanto únicamente medios que fomenten la participación de las masas en todo acto de reivindicación y transformación política y social. Porque no buscamos el poder unipersonal ni de unos pocos, sino el empoderamiento de las masas, por eso, existen ciertas reglas: y el fomentar la participación colectiva en un ambiente de respeto por el individuo y por la vida humana, es la principal.

Eso nos sitúa, por consiguiente, en las antípodas políticas de una organización del tipo de ETA militar, el yihadismo islamista y los GAL.

Del mismo modo, si defendemos que el asesinato político no es vía para transformar la sociedad en manos de pequeños grupos armados, menos lo vamos a defender en manos del Estado. Eso nos sitúa en las antípodas de toda clase de dictadura.

Defendemos la Declaración Universal de Derechos, y eso implica, la defensa acérrima e intransigente de la más absoluta libertad individual. Pensamos que la libertad no empieza donde termina la del otro, sino que la libertad debe extenderse de manera infinita junto con la del otro.

Así, en diversas ocasiones, desde importantes sectores de la izquierda revolucionaria, así como desde la propia promotora de Podemos, se ha criticado el modelo existente en Corea del Norte por poseer una carencia importante en la cuestión de las libertades individuales, y esto, a pesar de defender la soberanía de dicho país, y ello conlleva, que ningún otro país tiene derecho a bombardear y violentar, provocando ese terrorismo colectivo elevado a la máxima potencia, por parte no ya del Estado, sino de un Estado extranjero.

Defendemos las conquistas económicas para las clases pobres de países como Cuba, pero no sus errores, en todo lo que tiene que ver con el excesivo control por parte del Estado a la libertad de militancia (en tanto sea una militancia libre y genuina y no erosionada o viciada por intereses oligárquico-empresariales extranjeros, a través de la financiación por parte de servicios secretos y organismos pro-transnacionales, patronalicios, estadounidenses, europeos, etc.).

Cuando se habla de Venezuela, y se critica simpatías por parte de la izquierda y de la promotora de Podemos con su sistema de gobierno, nuestros críticos, olvidan, por otra parte, reconocer lo siguiente: ciertos países de Latinoamérica, como el citado, son famosos por poseer gobiernos que han sido los más votados y reelegidos de prácticamente toda su historia, y por primera vez en este subcontinente, sometido por décadas al expolio de las compañías bananeras y transnacionales, se han aplicado políticas redistributivas que invierten buena parte de las rentas del petróleo en mejorar el nivel de vida de las clases pobres, subiéndoles el salario, dándoles subvenciones, viviendas gratis, invirtiendo buena parte de todo ese dinero en educación y sanidad de calidad, ejerciendo mayor control sobre las finanzas, a través de un gran banco público, para desarrollar proyectos de inversión en industria pública, infraestructuras o producir viviendas a bajo costo... El nivel de transformación en el país citado ha llegado al punto de que antes en Venezuela había gente que tenía que comer alimento para perros, conocido como "perrarina", niños que tenían que tomar en el biberón agua con pasta de fideo hervida, etc. Ahora, esa realidad está completamente ausente, erradicada de la faz de Venezuela. Ecuador por ejemplo, es uno de los países hoy más prósperos y desarrollados de Latinoamérica, en Argentina sólo se permite la venta de productos extranjeros sin son fabricados en Argentina, y así podemos seguir añadiendo un ejemplo tras otro a la lista.

Es curioso que quienes más nos acusan de acólitos de dictadores sean quienes con más despotismo, con mayor abuso de la violencia policial y más de espaldas a su propia población gobiernan contra los intereses materiales de su propio pueblo. Tales acusaciones provienen de aquellos que militan al frente de partidos cuyos gobernantes no han sido capaz de aportar más que sangría a las clases bajas y al trabajador, en forma de represión a la movilización de los mineros, astilleros o trabajadores metalúrgicos, de recortes, que hacen que se tenga que morir gente en los hospitales para luego darles miles de millones de euros a los bancos privados, para tapar una deuda fruto de su mala gestión, a costa de las cotizaciones e impuestos pagados por el contribuyente; rematándolo para colmo con políticas de abaratamiento del despido como la reforma laboral, y generando tal nivel de anemia productiva en la economía por falta de inversión pública y de industria que hay 6 millones de parados, casi un 50% de paro juvenil por debajo de los 35 años, 60% en Andalucía, con infinidad jóvenes que probablemente no van a tener posibilidad de volver a trabajar en su vida a  menos que emigren, o acepten condiciones cercanas a la esclavitud. Si ese es el modelo económico y el proyecto de país que quieren para nosotros nuestros "maestros de la democracia" de nombre, muchos escogeríamos Ecuador y Venezuela sin el menor de los miramientos. Pero ni siquiera es ese el modelo que la izquierda revolucionaria de nuestro país, de una larga y rica tradición de lucha propia, y sectores afines, como la promotora dentro de Podemos, pretendemos aplicar: son las medidas de sentido común que se especifican en nuestro programa, contra las cuales sólo un psicópata como Rajoy, títere de Merkel, podría estar en contra.

Esto es lo que quiere Podemos para combatir el problema del paro y la precariedad, suscrito históricamente por una gran parte de las organizaciones revolucionarias y obreras que se reivindican de la izquierda transformadora:

- Derecho a una renta básica para todos los ciudadanos "por el mero hecho de serlo". La financiación se haría "a través de una reforma progresiva del IRPF y de la lucha contra el fraude fscal".
- Reducción de la edad jubilación a 60 años y de la jornada laboral a 35 horas semanales para "redistribuir equitativamente el trabajo y la riqueza".
- Prohibición de los despidos en empresas con beneficios.
- Eliminación de las Empresas de Trabajo Temporal.
- Incremento del salario mínimo interprofesional y establecimiento de un salario máximo vinculado proporcionalmente al mínimo.
- Derogación de las reformas laborales aprobadas durante la crisis.
- Derogación de la última reforma de pensiones."

Y así un largo etcétera, sin olvidar mencionar la inversión masiva pública en industria y tejido empresarial estatal para generar empleo, y la nacionalización de los sectores estratégicos, medidas que conducen en definitiva a las 3 R's: Renta básica, Reparto del trabajo (y la riqueza que deriva de éste) y Reindustrialización.

Eso es lo que ha defendido la izquierda revolucionaria desde siempre, y eso es lo que defienden sectores afines, como la promotora ó IA, dentro de Podemos, medidas muy poco sospechosas de ser tildadas de filoterroristas o de proclives a la implantación de una dictadura.

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