domingo, 8 de junio de 2014

La ideología liberal

Antonio Nepomuceno Moreno, Podemos Ceuta

Con esto ha pactado Rosa Díez. Lo que más llama mi atención es cuando afirma que los ricos son los más capacitados para traer el progreso. Los ricos en este país han nacido a la sombra del poder, y han prodigado la corrupción política e institucional. A mi entender, lo que hace que un país progrese son los valores. Dice Jesús de Nazaret en el Evangelio que es más difícil que un rico entre en el reino de los cielos que un camello por el ojo de una aguja; ser rico requiere pisar a muchos por el camino, con que si tienes ética no llegarás a ser rico. Amancio Ortega cumple con esa regla de oro a la perfección: pisotea los derechos de muchas personas, explota a seres humanos y luego reconduce ese dinero a paraísos fiscales, de forma legal ("legal" según la ley burguesa vigente), claro. Es gran amigo del rey y el delirio de los políticos. En cuanto a Díez, siguiendo con la analogía, Rosa Díez se ha unido con el satanás bíblico, los usureros del mundo, los sátrapas de las mentiras y los poderosos de este mundo: a cuyo paso será merecedora de un pequeño puesto en el mismísmo club Bilderberg*.


El liberalismo intenta configurar una nueva sociedad basada en la interpretación individualista de los principios teóricos de libertad, igualdad y propiedad, considerados como normas fundamentales de todo sistema armónico de relaciones sociales.

Según el liberalismo, la organización social encuentra su fundamento en dos proposiciones previas:

1. El comportamiento de todos los Hombres está determinado por la búsqueda de la felicidad.

2. La identificación de la felicidad con la riqueza. Si todos los individuos aspiran a la felicidad, la riqueza es su objetivación material y la propiedad el garante de la misma, todos pretenderán ampliar sus propiedades mediante la aplicación de su tiempo, su capacidad y su trabajo. Por tanto las diferencias de riqueza responderán necesariamente a diferencias en el tiempo, capacidad o trabajo que cada individuo aplique a este fin, de tal modo que la desigualdad de condiciones resultante reflejaría necesariamente las diferencias entre los individuos.

La organización social que los individuos crean en virtud de las relaciones que establecen entre sí serán una sociedad justa, si y sólo si se cumplen determinadas reglas. Para los liberales, estas reglas son las mismas del mercado perfecto tal y como lo concibe la teoría económica clásica, y que dice estar basado en "la libertad" y "la igualdad" jurídicas. Por libertad se entiende la capacidad de todos los individuos para intercambiar sus bienes sin tener que someterse a normas. Por igualdad se entiende que todos tienen las mismas posibilidades legales para alcanzar cargos o patrimonios.

La propiedad debe cumplir determinadas condiciones para que lleve a cabo las funciones que se le atribuyen en el sistema. Ha de ser libre, o lo que es lo mismo no estará excluida del comercio en virtud de disposiciones legales como sucede con los bienes amortizados, será absoluta por lo que su titular podrá disponer con total libertad de sus bienes, sin que haya limitaciones como las de los mayorazgos. Finalmente la propiedad ha de ser individual y ninguna institución – Estado, Iglesia, municipio, universidad- puede justificar su derecho a poseer.

En estas condiciones la lucha por la felicidad determina una estratificación en clases, que se definen en función de su riqueza, en tres grupos caracterizados: ricos, pobre, clase media. A diferencia de la sociedad estamental la línea divisoria que separa las clases sociales permite el desplazamiento de los individuos, que ascenderán o descenderán en la medida en que aumenta o disminuye su riqueza. Partiendo de estos supuestos se llega al reconocimiento institucional de la superioridad de los más ricos, identificados con los más capaces, a quien se reservó históricamente mediante el sufragio censitario la participación en el sistema político.**

La nueva organización social tiene en el ciudadano su punto de partida. La formulación de sus derechos – libertad, igualdad, propiedad- corresponde a la de los principios que inspiran la sociedad clasista. La realización de tales derechos obliga a destruir la sociedad estamental porque sólo de ese modo es posible liberar las tierras de los privilegiados, condición indispensable para la que la burguesía acceda a la única fuente de riqueza del momento.

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Notas al pie:
* Alejándonos de las teorías de la conspiración, entendemos al Club Bildeberg como el club de la patronal por antonomasia, es decir, una reunión informal donde los hombres más ricos del mundo, conjuntamente con los principales representantes de los estamentos vinculados a éstos: poder mediático, jefes de gobiernos y grandes partidos afines a los mismos (partidos burgueses), organismos macroeconómicos neoliberales, etc., hacen balance de su gestión y ajustan cuentas, aproximando posturas, centralizando objetivos y estableciendo directrices de cara al próximo período. Otros organismos desempeñan una función similar en el plano macroeconómico, tales como el FMI, la OMC, el Banco Mundial, el Banco Central Europeo y otros, y en términos geopolíticos, tales como el G7 (hasta antes del asunto de Ucrania G8).

** Luego, cuando el sufragio universal se hizo impostergable, ante la presión del movimiento obrero en post del sufragismo y ciertos derechos básicos fundamentales (como la jornada de 8 horas) y la amenaza de revolución por vía insurreccional (no electoral), no les quedó ningún otro remedio que el de ceder a la cuestión del sufragio universal, pero, a fin de blindar y garantizar el control político por parte de la burguesía, se pusieron en práctica nuevos sistemas, como leyes electorales restrictivas que favorecían la reelección de los partidos que habían monopolizado hasta aquel entonces la vida parlamentaria o tenían más capital a su favor: partidos burgueses.

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