viernes, 23 de mayo de 2014

Debate electoral sobre las próximas elecciones al parlamento europeo (2014)

Frente Obrero, nº 23 - Elecciones europeas 2014: Debate desde la izquierda


Análisis desde la izquierda

Roberto Mérida Fernández, Sevilla

La "democracia" burguesa o parlamentarismo burgués es como la izquierda llamamos habitualmente a un sistema donde la gente limita su poder de decisión o elección política a votar entre una serie de partidos (que les vienen, por lo general, con programas decididos de antemano) una vez cada varios años, en un sistema electoral que favorece siempre a aquel que con más dinero y capital a su servicio cuenta. Dicho sistema favorece que el poder recaiga siempre en una serie de grupos políticos elitistas, vinculados al modo de vida y patrimonio de las clases altas, y sobrefinanciados por éstas. Dichos partidos reciben ingentes préstamos bancarios por parte del poder financiero, aquel que concentra grandes sumas de capital en sus manos, y que acumula y sintetiza, en sus arcas, a su vez, el capital perteneciente a grandes empresas, multinacionales y accionistas, que depositan su capital en sus cuentas (permitiendo a tales bancos reinvertir y emprender aparatosas transacciones comerciales, operaciones de bolsa, macro-empresariales, políticas, etc., dotándoles de un enorme poder político y económico). De esta manera, la banca y el capital transnacional concentrado en ésta, ha llegado a poseer más poder que los mismos gobiernos, y poder sobre los Estados, que se convierten en meros artífices de sus políticas económicas.

Por esta razón, denominamos a tales partidos: partidos capitalistas o burgueses, porque su capacidad de acción y maniobra política depende de la financiación que reciben de la burguesía; de otro modo, en el actual sistema electoral, serían incapaces de monopolizar la vida pública en tiempos de campaña electoral y, de este modo, serían virtualmente inexistentes. La razón por la que tales partidos cuentan con más capital que las cuotas que les pueden aportar los obreros a los partidos con propuestas radicales (revolucionarios), es porque quienes los financian, son propietarios de los medios de producción, es decir, las fábricas, las tierras, las empresas, etc. Y las riquezas que éstas producen con la mano de obra de los obreros, van a parar a las arcas privadas de los empresarios, y de aquí, a las cuentas privadas que estos grandes accionistas tienen en bancos y, a menudo, en paraísos fiscales.



El papel de los medios de prensa

A su vez, otros mecanismos garantizan o favorecen, salvo en circunstancias excepcionales, la reelección de tales partidos afectos a los grupos de poder económico y las clases dominantes: el favor o difusión mayor por parte de los medios de prensa, que, en el sistema de mercado, son privilegio o patrimonio, casi sin excepción, de la burguesía. Es decir, los medios de prensa con influencia de masas, ya sean de prensa escrita o audiovisuales, pertenecen por lo general, bajo el capitalismo, a empresas privadas o, en su defecto, a gobiernos monopolizados por partidos vinculados y financiarizados por éstas. Dichos medios de prensa sobredifunden a los partidos afines a sus intereses y de esta forma, condicionan el voto de una amplia mayoría de la población que en circunstancias normales es inactiva políticamente, y sólo conoce las opciones electorales que aparecen a través de dicha tele y medios de prensa. Sólo en circunstancias, por ejemplo, durante una revolución: un ascenso revolucionario que alcance al grueso de la población votante políticamente pasiva, y la vuelva activa a pie de calle, dicho votante medio, que, por lo general es desconocedor de otras opciones que no sean las sobredifundidas por los medios burgueses, comienza a conocer, a través del contacto físico directo a otras opciones y corrientes de pensamiento político, lo que incluye, como no, a partidos revolucionarios o no burgueses, activos en acciones de protestas, y que acostumbran a recoger diversas propuestas de los movimientos sociales, haciendo elaboraciones propias fruto de sus teorías revolucionarias y su voluntad de cambio social, y lo más importante, de su experiencia política a pie de calle. Tales partidos reúnen propuestas radicales, que amenazan el statu quo, por lo que acostumbran a ser vetados en los medios de prensa del sistema capitalista y, cuando no lo son, es para ser duramente criticados, anatemizados y ninguneados. Llamaremos a estos partidos partidos revolucionarios.


Partidos obreros

Cuando un partido radical defiende intereses de la clase trabajadora, y se financia a partir de las cuotas de sectores de ésta, recibe el calificativo de partido obrero. Así, llamamos partidos obreros a aquellos que se financian no con los medios de la burguesía, sino con las pequeñas aportaciones económicas o cuotas de gente cuya única fuente de recursos es el salario (ya sea en forma de salario estable o eventual, incluido el salario en negro y/o por obra realizada). Dicho de otro modo, partidos obreros son aquellos que se financian con las aportaciones de aquellos que venden su fuerza de trabajo a un empresario, a cambio de un salario.

Hemos visto, entonces, cómo por contacto directo, el ciudadano políticamente pasivo o poco instruido en las propuestas radicales que portan dichos partidos y los movimientos sociales en cuyo seno actúan, tiene por primera vez en su historia la oportunidad de conocer alternativas a las opciones partidarias que les brindan en bandeja los medios del régimen y del sistema.


Sistema y régimen

Introducimos aquí dos conceptos nuevos, el de régimen político y el de sistema económico. Cuando decimos sistema: decimos un conjunto de relaciones sociales y económicas por que se rige una sociedad, lo que va más allá del sistema de gobierno de un Estado, e incluye un determinado modelo productivo y de relaciones laborales, mercantiles, etc., y una determinada forma de propiedad de las empresas, fábricas, tierras, es decir, de los medios de producción (propiedad privada o propiedad estatal privativa, que es aquella en que la propiedad es nominalmente pública pero los beneficios que genera son destinados a pagar y rescatar la deuda de la banca privada, en detrimento de a financiar los servicios sociales, recortando y desviando fondos de éstos hacia lo privado). A una determinada forma de propiedad laboral-mercantil (o de los medios de producción) corresponden unas determinadas instituciones jurídicas, es decir, leyes y marco legal o juridico, que lleva asociadas. En otras palabras, el capitalismo sería un sistema socio-económico, caracterizado por: la propiedad privada de los medios de producción, a menudo en convivencia con la propiedad estatal privativa de los medios de producción, apropiada por élites políticas a fines a medios burgueses y que destinan parte del dinero a protegerlos de la quiebra, refinanciarizándolos; de esta forma se establece una suerte de simbiosis entre el capital transnacional-bancario y los partidos políticos burgueses. De ahí su nombre.

Cuando decimos régimen: nos referimos al sistema de gobierno que se da un Estado y a los procedimientos institucionales y figuras jurídicas que lleva asociados, por ejemplo, el parlamentarismo burgués es un tipo de régimen. Otro tipo de régimen sería la monarquía absoluta, por ejemplo, en países como Arabia Saudí, Bahrayn o Emiratos Árabes Unidos, y la monarquía absoluta consultiva, en países como Marruecos. Otros tipos de régimen, la dictadura militar, durante el mandato de Primo de Rivera, en España, la dictadura fascista, durante los mandatos de Franco, Hitler, Mussolini, la tecnocracia o gobierno impuesto a dedo por los bancos y poderes económico-financieros desde una instancia extrapolítica, por ejemplo, la administración Mario Monti, en Italia, etc. Todos ellos son regímenes burgueses, es decir, son distintas formas de gobierno que se da para sí el Estado, dentro de un sistema capitalista.


El Estado burgués

En función del tipo de relaciones de propiedad que instituyen las leyes y marco jurídico-legal de un Estado y de qué clase social lo domina, decimos que un Estado es burgués ó liberal, obrero, feudal, etc. Por lo general, un Estado no es un árbitro imparcial. Es un sistema de poder que incluye relaciones de fuerza, o coercitivas, ejercidas por la clase social que domina la vida política de dicho Estado. La condición de clase de un Estado define al servicio de qué clase social es utilizada la fuerza en dicho Estado: por ejemplo, la represión por parte de la policía, ¿al servicio de quién suele utilizarse, por mandato de quién suele utilizarse, y al servicio de quién está el político o políticos que la mandan? En España, cuando la policía reprime, es usada para reprimir a los movimientos sociales, o de ciudadanos no potentados económicamente: es usada para reprimir a estudiantes que reivindican la enseñanza pública, a obreros que se rebelan contra un despido colectivo o cierre, por ejemplo, si los obreros paralizan la producción en un sector o los sindicatos convocan una huelga general con la participación de éstos, la policía es susceptible de ser utilizada para intimidar a dichos sectores en lucha; así ocurrió por ejemplo durante las huelgas y protestas mineras, durante las protestas anti-Bolonia en Cataluña, durante las protestas para rodear el Congreso, durante las Marchas de la Dignidad, durante las ocupaciones de tierras ociosas organizadas por el Sindicato Andaluz de Trabajadores, etc. Si en una protesta social sus participantes desarrollan posiciones críticas con la monarquía y optan por quemar un símbolo de la misma, como una foto del rey, la policía es susceptible de ser utilizada para reprimir a dicha protesta, encontrar y detener, si es necesario por la fuerza a sus causantes o, en su defecto, tomarle fotos e ir a detenerlo a su casa. Pero así sucede también si durante un piquete en una universidad, en plena Huelga General, el rector opta por recurrir a la policía para que disuelvan el piquete que organizan los estudiantes, como de hecho sucedió en Sevilla durante la Huelga General organizada contra la Reforma Laboral de Rajoy; no contentos con eso, la policía fue en días posteriores a detener a las puertas de su casa a varios estudiantes participantes. De manera similar ha ocurrido con las detenciones realizadas a grupos antifascistas, que intentaban organizarse para impedir y deslegitimar la libre acción de grupos que rinden apología a regímenes antiobreros, totalitarios y genocidas (asesinos de masas) como el fascismo, hitlerianismo, franquismo, falangismo, etc. Sin embargo, esta policía no suele ser utilizada para reprimir las protestas de la Asociación Víctimas del Terrorismo, incluso en aquellos casos en que éstas portan símbolos de la dictadura franquista, como la bandera bicolor con el escudo del águila imperial, o falangistas, como el yugo y las flechas, demostrando así que dichas protestas acostumbran a estar mediatizadas por sectores de la extrema derecha, que utilizan la cuestión de las víctimas del terrorismo como tapadera de su propaganda, y una manera de criminalizar en bloque a la izquierda independentista vasca en su conjunto (sin distinguir entre sectores pro-lucha armada y pro-lucha cívica).

Así pues, en un caso tan claro como el de España, decimos que el Estado es burgués, con independencia de su forma de régimen político: monarquía parlamentaria. Esto mismo es aplicable a la mayoría de países de Europa: Francia o Alemania, con sus repúblicas parlamentarias burguesas, Países Bajos, Bélgica y Reino Unido, con sus monarquías parlamentarias burguesas. Del mismo modo, a pesar de su régimen de monarquía absoluta con un parlamento consultivo, sin poder legislativo o ejecutivo independiente real, si no es tutelado por el monarca, Marruecos es un Estado burgués, incluso aunque su monarquía sea una institución que proviene de un Reino pre-burgués, de la época pre-moderna, en que imperaba un sistema socio-económico mercantil-tributario, con elementos propios del feudalismo árabe. Porque dicha monarquía, a pesar de ser hereditaria de dicha época, ha adoptado el sistema económico y de relaciones laborales, productivas y propiedad privada burguesa y estatal-privativa propios del capitalismo. Es por tanto, un régimen autocrático o monárquico-absoluto consultivo sobre la base de un sistema económico capitalista (que algunos llaman liberal o de mercado).


El parlamentarismo burgués es una forma de tiranía electa

Vemos así cómo el parlamentarismo burgués no es democrático, en la medida en que es una "democracia" sesgada por la capacidad de salir más o menos tiempo en la televisión, de recibir más o menos financiación de los bancos y grandes empresas y de llenar más o menos de carteles la vía pública de todo el país, de realizar más o menos mítines, de realizar más o menos debates electorales en televisión, etc.

Así, como decía el pensador y revolucionario Vladímir Ilyich Lenin, en su libro El Estado y la Revolución, donde teoriza sobre la democracia obrera, el sistema parlamentario burgués es un sistema de gobierno o régimen "donde la clase trabajadora se limita a elegir una vez cada varios años qué parte de la clase dominante se dedicará a reprimirle y explotarle desde un parlamento".

Es un sistema de gobierno o régimen político, por tanto, que no admite una libertad de elección real, que sería aquella libertad de elegir un verdadero cambio de dicho régimen, y contra dicho régimen. Este sistema de gobierno no permite abolir o eliminar dicho sistema de gobierno, y modificar estas trabas. No permitiría adoptar, por ejemplo, una ley que limitase la financiación de los partidos a las cuotas de los afiliados, que limitase la aparición en televisión a una rueda igualitaria de anuncios, del mismo tiempo de duración y la misma cantidad de veces por cadena, para todos y cada uno de los partidos en liza. No obliga a cumplir el programa político, o permite diseñarlos de manera que engañen a una gran parte del público políticamente pasivo. No permitiría a los votantes exigir cuentas por su gestión a los políticos. No permitiría cuestionar la propiedad privada de los medios de producción.


Ninguna libertad de elección real

Un sistema de gobierno así, es un régimen que no permite una libertad real. Por tanto, no puede ser de ninguna de las maneras democrático, es un régimen burgués u oligárquico. Porque democracia viene de demos (pueblo) y kratós (poder), en griego clásico, que significa que el pueblo tiene el poder. Pero en un régimen de estas características, las elecciones son una formalidad, donde sólo una pequeña parte de la población políticamente activa ejerce algún poder real de elección de cargos y programas políticos afines a sus intereses, e incluso así, en caso de llegar a ser mayoritaria dicha opción, por efecto de contagio, el propio régimen no permitiría un cambio o revisión real de todos sus aspectos más limitativos, que tienen que ver con los intereses de las clases dominantes.

Por tanto, decimos, en palabra de uno de nuestros tertulianos, que "el parlamento es una alternativa cutre a la democracia", es un sistema de gobierno burgués, donde la burguesía tiene millones de mecanismos económicos, mediáticos y legales para garantizar la reelección una y otra vez de los partidos afines a sus intereses y, caso de llegar a perder dicha reelección, declarar como anticonstitucional una ley que rompa con los dogmas más incuestionables del régimen de propiedad y relaciones económicas y laboral-productivas privadas. En caso de no acatar dicha recriminación, el gobierno obrero de turno, al vivir dentro de los límites de un Estado burgués, la burguesía contaría con otros poderes fácticos dentro del mismo Estado a su servicio para garantizar el cumplimiento de sus prerrogativas, como apelar a la sublevación del ejército. Es entonces cuando se producen los golpes de Estado, y la imposición de regímenes de dictaduras militares burguesas, a que la historia del Cono Sur, de muchos de los países neocoloniales iberoamericanos, asiáticos y africanos, y hasta países de Europa como Grecia, Portugal o la propia España, nos tiene acostumbrados.

Decimos por tanto, que el actual Estado es un Estado burgués, con independencia de su forma de gobierno, y que la "democracia" burguesa es una máscara.


Aprovechar las elecciones para hacerse propaganda de las opciones radicales no burguesas

Y a pesar de ello, son muchos los partidos y movimientos de la clase obrera que siguen aprovechando los comicios electorales para dar visibilidad pública y política, en la medida de sus exiguas posibilidades, a partidos revolucionarios, con propuestas radicales, pues para bien o para mal, el parlamento burgués nos brinda la posibilidad de dirigirnos desde la tribuna pública, mediática y parlamentaria, aunque sólo sea por un corto espacio de tiempo, al gran público, a las masas, denunciando ante sus ojos y sus oídos las políticas antisociales y antiobreras, los abusos y atropellos por parte de los gobiernos burgueses, a que el capitalismo nos tiene tan acostumbrados, y dar publicidad, apoyo público y reivindicación a los movimientos sociales, huelguísticos, sindicales, obreros, desde la tribuna. El parlamento puede ser, a pesar de todas sus limitaciones, un espacio desde el que denunciar el capitalismo y sus regímenes y partidos, y concienciar, radicalizar y revolucionar a las masas.

Es por eso que a pesar de toda la tamaña farsa, de que las elecciones parlamentarias burguesas son poco menos que circos mediáticos donde las capas populares se limitan a elegir una vez cada cierto tiempo entre uno u otro guardián del viejo orden burgués, una parte de la izquierda seguimos votando y rechazando, caso de llegar a instancias parlamentarias, el aceptar un sueldo superior al salario medio de un trabajador, donando el resto a los movimientos y causas sociales, como hace Mujica.


La paradoja de la caja de Pandora electoral: la posición del abstencionismo activo

Se oponen a esta premisa aquella otra parte de la izquierda que cree que sólo por el hecho de participar en las cloacas del parlamento burgués terminas con el tiempo centrando tus esfuerzos en la arena electoral y alejándote del activismo y de la lucha con el pueblo a pie de calle, y a la postre, aburguesándote.

Esto es así, no obstante, reconocemos aquella parte que vota, cuando los parlamentarios de los partidos obreros actúan por cuenta propia, no acatan el mandato de sus asambleas y comienzan a aceptar un sueldo muy mayor que el salario medio de un obrero, un sueldo más cercano al de la burguesía. Es el ejemplo clásico de la socialdemocracia europea y alemana.


¿Democracia obrera, o democracia burguesa "administrada" por "obreros"?

Los izquierdistas seguimos luchando pues, por dar a conocer desde todos los frentes posibles las propuestas revolucionarias de la izquierda, de manera honesta, comprometida con el pueblo, pero aspiramos, en última instancia, al derrocamiento y subversión de todo el orden y sistema capitalista y del Estado burgués, hasta que el poder resida en manos de la mayoría obrera, y esta pueda darse a sí un sistema de gobierno democrático, y decidir sus propios destinos, convirtiéndose en protagonista de su historia, sin intermediarios.

Hasta ese entonces, seguimos luchando, en todos los frentes.

2 comentarios:

  1. Desde remotos tiempos han surgido las ideas de conquista y dominación de los pueblos Europeos por elites , imperios,ideas políticas,economia,etc.Recordando tendéncias dictatoriales,absolutistas e imperialistas, la unión de Europa solo és una forma para poner obstaculos a la clase obrera en el camino de la igualdad real de derechos y oportunidades.Por eso és de vital importancia recurir al voto útil para poder tener fuerzas políticas próximas a nuestras visiones y forma de vida dentro del voraz capitalismo globalizado de tendencia neo-liberal, el pasotismo democrático solo lleva a la perpetuación de la burguesia como clase dominante,el colonialismo y los arcaicos sistemas de dominación tradicionales.Nosotr@s decidimos en que Europa queremos vivir, una U.E. que escuche la voz del pueblo u otra que se tapa las orejas y los ojos delante de los problemas sociales,de explotación de los recursos,de derechos de las mujeres,trabajadores, estudiantes,pensionistas etc.Una idea que se nos vendio como la conquista de unos derechos fundamentales básicos y de dignidad se ha transformado en un método de dominación, un satélite de los EUA ya que és más fácil dominar una Europa unida cón las mismas ideas geoestrátegicas que estados autónomos, cón ideas diferenciadas. En nuestras manos está en crear un modelo sostenible o seguir cón la destrucción de nuestro medio natural,explotación del trabajo,manipulación,corrupción y los bajos valores de los cuales la clase obrera debe renegar por sentido común.

    ResponderEliminar